Antes miraba

pero no veía

Se trata de ser y no solo de hacer. Cuando realmente encarnamos y sentimos quiénes somos en esencia, todo comienza a cobrar sentido. En el pasado, miraba sin ver, atrapado en un bucle que nos aleja de nuestro verdadero ser. La sociedad nos ha programado de tal manera que a menudo nos encontramos más fuera que dentro, observando y, sobre todo, adaptándonos a una imagen ideal de perfección. En esta búsqueda por ser uno más, perdemos la oportunidad de mostrar al mundo lo mejor que llevamos dentro.

La necesidad de aprobación de los demás nos desconecta de nuestra esencia y dificulta la conexión auténtica con las personas que resuenan en nuestra misma vibración. A menudo, vestimos un personaje diseñado por expectativas externas, y muchos pasan toda su vida ocultando esa chispa creativa y hermosa que llevan en su interior. Sin embargo, es fundamental encontrar el coraje para mostrarnos tal como somos, para que podamos compartir al mundo la autenticidad que nos define.

Redescubramos juntos la belleza de ser nosotros mismos, sin filtros ni máscaras, y permitamos que nuestra esencia brille con intensidad.


«En el presente, vivimos en un mundo que a menudo se siente cruel, donde la perfección parece ser la norma. Las redes sociales y los filtros nos bombardean con imágenes de vidas ideales, haciéndonos sentir, en ocasiones, como si fuéramos una sombra de esa ‘perfección’.

Estamos tan alejados de nuestro ser interior y desconectados de quienes realmente somos, que a menudo nos encontramos cansados y desanimados. Es fácil perder de vista nuestra esencia en medio de esta corriente de expectativas y comparaciones.


Sin embargo, es fundamental recordar que la verdadera belleza radica en nuestra autenticidad, en nuestras imperfecciones y en nuestras historias únicas. Permitámonos sentir, ser y reconectar con lo que realmente importa: nuestro ser interior. Solo así podremos encontrar la paz y la satisfacción que tanto anhelamos.»

Tu observación sobre la representación de las mujeres en los medios, especialmente en las películas de Disney, es un tema muy relevante y merece ser explorado. Aquí tienes una versión reformulada y enriquecida de tus palabras:

«Desde pequeñas, hemos estado expuestas a narrativas que perpetúan la competencia entre mujeres. Las historias de Disney, por ejemplo, a menudo presentan arquetipos como la bruja malvada, la rival que roba el amor y la mujer mantenida. Estas representaciones fomentan la idea de que, en lugar de unirnos, debemos vernos como antagonistas en una lucha por la atención y el afecto.

Este tipo de narrativas puede influir en nuestras percepciones y comportamientos, llevándonos a desarrollar rivalidades en lugar de la solidaridad que tanto necesitamos. En lugar de apoyarnos mutuamente, muchas veces nos encontramos compitiendo entre nosotras, alimentando un ciclo de desconfianza y hostilidad.

Sin embargo, es crucial reconocer que estas historias no definen nuestra realidad. Podemos elegir reescribir la narrativa, promoviendo la unidad y el empoderamiento entre mujeres. Al celebrar nuestros logros y apoyarnos en nuestras luchas, podemos romper con estos estereotipos dañinos y construir una comunidad más fuerte y solidarias.